En México sólo el 57% de los millenials considera a las Afores como una prestación importante y donde las opciones de ahorro abundan, pero poco conocemos de ellas, no está de más echarse un “clavado” en los beneficios que nos ofrecen las aseguradoras, bancos y fondos de inversión.

Considera que, aunque suene feo, para la empresa donde trabajas tu función se puede volver obsoleta, te vuelves un trabajador caro conforme pasa el tiempo y pocas empresas te ofrecen como prestación un plan de retiro, por lo que sólo tú eres responsable de hacer tu “ronchita” (ahorro).

¿Cómo aprovechar al máximo tus recursos? Evitar gastos innecesarios que al final de la quincena harán que le estés rogando al cajero automático, pues presentas un saldo negativo para el resto de los pagos que todavía te quedan por hacer.

Te ofrezco algunos tips, confesando que en algunos casos yo no he sido eficiente siguiéndolos, pero algunos buenos amigos han tenido éxito en el intento:

• Aparta una cantidad de tu quincena y, por favor, aunque haya gastos extras respeta este monto y no lo gastes, junta tu “fondo de emergencia” y cuando llegues a tu meta transfiere esa cantidad a tu ahorro y repite el proceso.

• Si se te “quema” el dinero en las manos como a mí, es momento de buscar opciones como comprar un seguro, hacer una aportación voluntaria en la Afore o invertir en algún proyecto; anímate a hacer estos pagos desde joven, los seguros por ejemplo suelen ser más baratos y tener una mayor cobertura, pues se entiende que gozas de buena salud

• Invierte en salud preventiva, no sabes cómo lamento no haber comprado el seguro médico que alguna vez uno de mis amigos compró. A todos nos parecía ilógico que, si teníamos servicio médico en la empresa donde trabajábamos, él comprara el seguro. Hoy, ninguno de nosotros trabaja ahí y él tiene ese respaldo, muchos de nuestros amigos tienen un dolor de rodillas tremendo y cuentas que pagar por consultas con el cardiólogo, el médico, el gastro, etc.

• Consulta a un(a) nutriólogo(a), pues no sólo se debe acudir cuando uno está pasadito de peso, también cuando quieres aprender a alimentarte sanamente y así prevenir complicaciones en tu salud como gastritis, diabetes y sobrepeso. Y eso es una inversión, ¡en serio!

• Gasta en lo que puedas mantener. Por ejemplo, hay unos coches divinos de unas marcas premium que, igual y con el préstamo alcanzamos a pagar, ¿por qué no? Ahora bien, ¿se informó lo que cuesta el mantenimiento preventivo?, ¿se informó sobre la garantía de la marca?, ¿conoces el consumo de gasolina, aceite, anticongelante?, ¿sabes los precios de refacciones? Esos son gastos que tienes que contemplar.

• No compres ropa en exceso, ¿sabes lo contaminante que puede llegar a ser la industria de la moda y el consumo irracional que tenemos? Bueno, si no lo quieres hacer por ecología, hazlo por tu economía. Compra la ropa que sepas que realmente vas a utilizar y no vivas de “shopping” todo el tiempo.

• Evita los gastos hormiga, puedes vivir sin el café de tu tienda preferida, o las botanas entre comidas. Prefiere el café hecho en casa o la oficina y trata de llevar tus colaciones desde casa.

• Invierte en tu educación, luego la de tus hijos, tú eres la cabeza de la familia, capacítate (haz una especialidad o una maestría) recuerda que te pagarán por lo que sabes y eso repercutirá en la economía y bienestar de toda tu familia.

• Si se trata de tus hijos, a veces es necesario decir NO. Háblales claro y diles cuando no es posible consentirlos.

¡Haz de tus deseos una realidad, no sueñes, planea!