U
na de las ventajas de alejarse de la realidad es ganar en perspectiva. Es algo que no sólo es propio de disciplinas como el diseño o la arquitectura, porque los médicos también la utilizamos. Para quienes nos especializamos en salud, la perspectiva tiene el nombre de “perspectiva de curso de vida”, y se refiera a mirar la vida de una persona a lo largo del tiempo considerando su entorno, su educación, su familia y todo lo que hace que, desde niño, uno se convierta en adulto y al mismo tiempo, con el devenir, en persona mayor. Esta forma de ver “la vida” nos permite pensar, imaginar y prevenir aspectos que para las personas hoy son más ciertos que antes como vivir más tiempo. Tener una mayor expectativa de vida. Leemos casi todos los días en diarios y revistas, y es una certeza, que hoy las personas viven más que antes. En México, una persona en 1967 vivía en promedio 60 años, hoy ese promedio aumentó a 77. Esto significa que en las últimas cinco décadas se ganaron 3.5 años de vida en cada una de ellas. Esto nos lleva a pensar que los titulares de revistas que dicen “Vivir hasta los 140 años” tienen mucho de cierto, sin embargo, deberíamos comenzar a dudar de ello al menos aquí en México.
Una de las particularidades que presenta la emergencia sanitaria relacionada a la diabetes, que se declaró en noviembre de 2016, tiene que ver con el grupo de población más afectada. A diferencia de Estados Unidos, en donde la condición se refleja más en adultos y adultos mayores, en México lo hace mayormente en jóvenes y adultos jóvenes. Esta diferencia –bajo la perspectiva de curso de vida– puede tener implicaciones muy importantes.
Jóvenes con obesidad y diabetes de hoy significan adultos y personas mayores con peor salud y mala calidad de vida el día de mañana. Son personas que gastarán más en salud de sus propios bolsillos y tendrán mayor ausentismo en sus trabajos. Esto podría implicar mayor inestabilidad e incertidumbre laboral, y todo ello expone a estas personas a ser más vulnerables, a la pobreza y exclusión social; y hoy, a la luz de la evidencia científica, sabemos que las personas con mala condición de vida viven menos. También aquéllas en condición de pobreza. Por eso, quienes aventuran que los jóvenes de hoy vivirán menos que sus abuelos tienen fundamentos sólidos para sostener esa idea. La diabetes en las generaciones de jóvenes mexicanos son un argumento lo suficientemente fuerte para rebatir considerando que esta condición da sus peores consecuencias con el correr de los años.
Considerar la salud desde esta perspectiva hace que se ciertas situaciones se vean diferentes, como ahora donde la vida se prolonga o pareciera extenderse cada vez más. Ser un adulto mayor sano o con buena calidad de vida depende de lo que hagamos en las décadas previas y tiene más que ver en cómo gestionamos nuestra salud desde jóvenes. Podría resultar difícil imaginarlo desde la perspectiva de vida, algo más fácil por los años que se ganaron desde 1957, y aún muy incierto si pensamos en un futuro de adultos mayores activos y saludables.