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¿Cómo afecta a mi salud la grasa visceral?
Dr Rafael Álvarez Cordero / Fundador y Presidente honorario del Colegio Mexicano de Cirugía para la Obesidad y Enfermedades Metabólicas CMCOEM / Céd Prof: 4110526
Uno de los grandes problemas de nuestra sociedad y la de muchos países es la falta de información respecto a la salud;  tú que estás leyendo esto y sabes lo que debes hacer para vivir sano, te sorprenderás al saber que más del 70 % de los mexicanos no consideran que la obesidad sea un problema, una enfermedad y menos que sea un grave riesgo para la salud. Las afirmaciones  “gordito-sanito”, “no estoy gordo sino fuerte”, “total, me compro una talla más grande”, lo corroboran.

Pero el hecho es que la presencia de obesidad, sobre todo en la llamada grasa visceral, es de la mayor importancia para la evolución de diversos afectaciones a la salud como la hipertensión arterial, el infarto del miocardio y la Diabetes Mellitus tipo 2 (DT2); además, como lo hemos comprobado en la pandemia de Covid19, un individuo con obesidad es más frágil frente al virus que un individuo delgado.

La mayor cantidad de grasa en el organismo se asocia con un aumento de azúcar en la sangre (glucemia), dado que la grasa proporciona energía al músculo y hay glucosa en exceso, lo que provoca un aumento de la glucemia. El páncreas secreta insulina en exceso para intentar reducir la elevada cantidad de glucemia, lo que produce su agotamiento, pues ya que no es capaz de producir suficiente cantidad de esta hormona para regular la glucemia; entonces se produce la hiperglucemia y se desarrolla DT2. Por tanto, en el caso de las personas obesas, la diabetes es consecuencia del exceso de peso.

Por otra parte, hay que saber que la grasa  de nuestro cuerpo se distribuye de manera  diferente si se trata de un hombre o de una mujer;  las mujeres acumulan más grasa debajo de la piel, lo que se llama depósito subcutáneo, principalmente porque ese depósito absorbe más grasa. Del mismo modo, los hombres acumulan más grasa en el depósito visceral abdominal (en los intestinos y detrás de ellos) porque su depósito de grasa absorbe más grasa que las mujeres. Esto hace que la forma física de la mujer y del hombre sean diferentes; la mujer tiene más grasa acumulada en los muslos y los glúteos, que le dan la forma de “pera”, en tanto que el hombre acumula la grasa en el abdomen, que la de la forma de “manzana”, estudios en ratones machos han revelado que la obesidad androide (manzana) está asociada con la resistencia a la insulina (capacidad deficiente para aprovechar la insulina en el organismo).

Como puedes observar estas complicaciones son diversas, ocurren en distinta intensidad en cada individuo y todas ellas disminuyen la calidad de vida de la persona, por ello es importante no ignorarlas y si se presentan tratarlas cuanto antes.

En el contexto de los hábitos de alimentación y salud, durante la adolescencia, los jóvenes empiezan a ser más independientes en cuanto la elección y preparación de sus alimentos; empiezan a separarse de ciertos hábitos familiares y el rol social comienza a tener más peso en sus elecciones (de alimentación, imagen, conducta, etcétera). Algunos jóvenes con obesidad presentan preocupación excesiva por su imagen corporal que los lleva al uso de dietas que pueden poner en riesgo su salud, esta preocupación puede generar ansiedad o depresión y ocasionar la presencia de atracones (ingesta excesiva de alimentos) asociados a este factor.

La obesidad es una enfermedad muy estigmatizada en la que frecuentemente se culpa a la persona y se la responsabiliza por “no cuidar su salud”, pero en realidad la situación va mucho más allá de eso. Recordemos que los adolescentes son especialmente vulnerables, un tratamiento adecuado puede marcar la diferencia entre la presencia de conductas alimentarias de riesgo y una formación de hábitos que permitan construir un estilo de vida saludable.

Si quieres mantenerte saludable y disfrutar de esta etapa tan especial en la vida, te recomiendo vigilar cuatro apectos importantes y te doy algunas recomendaciones para empezar a cuidar de cada una:

  • 1) Alimentación: empieza a hacer elecciones de alimentos con más verduras y colores. Evita el uso de dietas extremas o de productos milagrosos (aunque hayas visto que a alguien más “le funcionó”), pues estas conductas pueden ocasionar un efecto “yoyo” en el peso (subir y bajar constantemente), que tiene muchas consecuencias negativas. Establece un horario para tus snacks y elige opciones bajas en azúcares y grasas (frutas, postres bajos en azúcar, palomitas caseras… etcétera). Disfruta mucho de lo que comes y come con calma
  • 2) Actividad física: busca una actividad que te guste o te de curiosidad aprender (bailar, pilates, yoga, artes marciales, basquetbol, etc.), avanza progresivamente; es decir, de menos a más, iniciar con demasiada intensidad puede ocasionarte dolores, lesiones y desmotivación
  • 3) Emocional: puedes iniciar con actividades de relajación y meditación. Si sientes que tus emociones negativas no te permiten cuidarte o impiden tu bienestar, no dudes en acudir con un profesional de la salud mental 
  • 4) Salud: si vives con obesidad, procura acudir al médico al menos una vez al año, para que evalúe si tienes alguna complicación y recibas tratamiento adecuado

Finalmente, te recuerdo que el tratamiento de la obesidad no sólo se centra en el peso, sino en mejorar tu vida de manera integral, nunca debe ser un castigo o algo que te haga sufrir. La adolescencia es una edad ideal para comenzar un proceso de cambio en el estilo de vida acompañado por profesionales y con el apoyo de toda la familia.

Así que… ¡No esperes más! Te invito a que desde hoy realices pequeñas acciones por tu salud y bienestar.

REFERENCIAS

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