El mundo está en transición y no sólo lo hace epidemiológicamente, sino también demográficamente, dos mega tendencias que son globales cuyas consecuencias ya impactan en la población del mundo y México no es la excepción.
La primera situación ya tiene su correlato en la política pública mexicana y todos la conocemos. El país se encuentra en emergencia sanitaria por la situación del sobrepeso, la obesidad y la diabetes.
Sobre la segunda, México aún está en deuda y por si fuera poco, es uno de los países donde el proceso de envejecimiento poblacional tendrá mayor dramatismo por su rapidez. El proceso de envejecimiento que a Francia le llevó 115 años en México se dará en tan sólo 22. Además, hoy Francia cuenta con cerca de 67 millones de habitantes y México con casi 128 millones. Mientras que el país europeo goza de un estado de bienestar que da cobertura a casi 100% de los mayores en edad de recibir una pensión, en México apenas algo más de 6% está pensionado. La conclusión es clara: México no sólo envejece rápido, sino lo hace en una situación donde la pobreza de los adultos mayores se vislumbra como un horizonte de dramáticas consecuencias.
Hablemos de esa segunda situación. La transición epidemiológica en México ya dejó de ser sólo una transición para convertirse en una confirmación. Según el Estudio de Carga de Enfermedad de la Secretaria de Salud, la diabetes es la principal causa de años de vida perdidos ya sea por discapacidad o muerte prematura en personas de 60 años o más. La segunda conclusión nos indica que es de esperar que, a menos que se tomen medidas de impacto, las generaciones más jóvenes probablemente vivan menos que sus abuelos.
Hay quien asegura que si la actividad física fuera una píldora sería la medicina más recetada. Lamentablemente no lo es. Así como a diario leemos recomendaciones o consejos de alimentación saludable, para el ejercicio no son suficientes. Por eso, aquí aprovecho y te recuerdo que un mínimo de 150 minutos de una actividad como una caminata vigorosa, o de ritmo moderado, por semana, es lo que recomienda la Asociación de Médicos de Familia Americana.

Las transiciones no sólo las viven los países y el mundo, las personas también. Hoy, por las campañas de educación en salud pública –y también por medidas como el impuesto a las bebidas azucaradas– la población es consciente de que una alimentación saludable y equilibrada es un factor fundamental para prevenir males mayores. La ingesta u oferta calórica es una de las dos grandes variables que hacen al equilibrio del metabolismo corporal. Pero, ¿qué ocurre con el otro componente de este equilibrio?, ¿cómo es la actividad física? El movimiento, no olvidemos, hace al gasto calórico, y con ello permite que la balanza “oferta-demanda” se mantenga equilibrada. Aquí es en donde se hace necesario recordar que el peso corporal es un factor muy confiable de una vida larga y saludable.
Hoy en día el mundo, en medio de estas transiciones, nos muestra que las personas mayores viven en un época en la que cada vez son más los que se preguntan si los 60 de hoy son los 50 de antes, o si los 70 de hoy han sido los 60 de ayer. Con recordar a nuestros padres o abuelos y observarnos a nosotros mismos probablemente encontremos la respuesta. Son tiempos de una nueva longevidad. Un tiempo donde el cambio a una vida de hábitos saludables sea en la dieta o por medio de la actividad física; un cambio para el que nunca es tarde porque así lo sabemos los médicos de familia. Una conclusión basada en evidencia. La tercera, porque no hay dos sin tres.
