La mayoría de las personas que se enteran de su diabetes ya conocían a alguien más que vive con la condición, algún familiar, vecino o amigo; y son estas historias la base sobre la que se empieza a construir un proceso de educación en diabetes. Y si lo poco que sabes de diabetes es que tu abuelita la tenía y murió, o que tu vecino también y le amputaron una pierna, entonces inmediatamente lo asocias con tu propio diagnóstico y tienes miedo de que te pase lo mismo. Pero como la información es poder, si esta condición te genera curiosidad buscarás la manera de aprender más sobre el tema para tranquilizarte; comúnmente es el miedo a lo desconocido lo que nos aqueja.
Me niego a aceptarlo
Si además del miedo empieza la negación, entonces no seguirás ningún tratamiento aunque tengas la atención de los mejores profesionales de la salud porque todavía no aceptas el diagnóstico. Ésta es una etapa común que muchas personas atraviesan, nada más no te estaciones en ella mucho tiempo. Cada persona tiene ritmos distintos, algunas afrontamos rápido la situación, pero otras tardamos un poco en actuar, la clave está en reaccionar y no seguirse de largo y hacer como si no pasara nada. Esta negación va acompañada de minimizar los efectos negativos o no querer saberlos, de pensar que las demás personas exageran y que debes convencerte a ti mismo de que no es para tanto.
Estoy triste y me enojo
Antes de empezar a negociar con tu diagnóstico podrías atravesar por periodos de tristeza y/o enojo desencadenados por preguntas como: “¿por qué a mí?, ¿qué hice para merecer esto?, ¿podré con esto?”. Estas emociones pueden afectar nuestro autocuidado si dejamos que se apoderen de nosotros y se vuelvan saboteadoras o autodestructivas. Ya sea que la tristeza se vaya acumulando dentro de tí porque no la compartes y se vuelve depresión, o que el enojo contenido o mal expresado lastime tu relación contigo y los demás. La meta es hacer que estas emociones trabajen a nuestro favor y no en nuestra contra. Sí, a veces la tristeza o el enojo nos conducen a tomar mejores decisiones, cambiar de rumbo, regresar al buen camino, aprender de nuestros errores y cuidarnos mejor. Es cuestión de actitud.
Comienzo a negociar y adopto una actitud positiva
Una vez que decides que ya no te vas a dejar vencer por la tristeza y el enojo, comienzas a negociar con tu diabetes. Es como tener un pie delante de la meta y otro atrás, todavía estás dudando, dando tus primeros pasos hacia el autocontrol; «comienzas a cambiar hábitos y a tomar gusto por las cosas que antes rechazabas.»En esta etapa es muy importante reconocer tus progresos, avances y objetivos que hayas alcanzado, sin importar si son grandes o pequeños». El optimismo es tu mejor aliado, sabes que eres humano y que puedes fallar en algún momento, no todo va a ser perfecto ni tiene que serlo y no debes sentirte mal al respecto.
La diabetes puede ser un camino de superación personal, desarrollo y transformación positiva.
Manos a la obra, ánimo, la mejor versión de tí está a la vuelta de la esquina.
