Aproximadamente 70% del cuerpo humano adulto se compone de agua; los requerimientos de líquido varían según varios factores, sobre todo la edad, peso, estado de salud, ejercicio físico y condiciones climáticas.
El agua es esencial en cualquier etapa de la vida, ayuda en el proceso de digestión de los alimentos, mantiene la piel hidratada y elástica, lubrica las articulaciones y órganos, regula la temperatura corporal, elimina las toxinas del cuerpo, forma las lágrimas, la saliva y ayuda a transportar los nutrientes que consumimos hacia las células.
En todas las épocas del año es importante mantenernos hidratados pero es especialmente trascendente en verano, esto debido al intenso calor que acompaña a esta temporada. En este sentido, uno de los principales riesgos que puede enfrentar una persona que vive con diabetes es la deshidratación. Esto se presenta cuando los niveles de glucosa (azúcar) están por arriba de 180 mg/dl. El riñón lo detecta y trata que no suba más, por lo que comienza a eliminar el exceso de azúcar a través de la orina y al desechar más agua comienza la deshidratación, por lo que, para evitarlo, es importante tomar suficientes líquidos durante el día y monitorear frecuentemente los niveles de glucosa para evitar algún tipo de descompensación o complicaciones de la diabetes.
¿Cómo perdemos líquido?
Por increíble que parezca, eliminamos líquidos de manera constante a través de la piel y respiración, heces, orina y sudor. Y si no se reemplaza adecuadamente podemos deshidratarnos y en casos severos esto puede llegar a causar la muerte. Por lo que es importante estar alerta a los siguientes síntomas:
Recomendaciones para mantenerte hidratado:
Ten siempre presente que la hidratación es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y si vives con diabetes debes mantenerte alerta en cuanta agua tomas.
