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onforme avanza el año nos acercamos al otoño y al invierno, aparecen las primeras lluvias y las temperaturas disminuyen. Con esto nuestros adultos mayores son extremadamente vulnerables a estos cambios. Como sociedad, hemos creado una amplia conciencia de protegernos de las altas temperaturas, pero ¿estamos preparados para recibir el invierno?
Para poder entender mejor que pasa con nuestros adultos mayores, tenemos que saber que nuestro organismo mantiene una temperatura corporal constante para su adecuado funcionamiento. La temperatura corporal varía desde 35.8°C y los 37°C en condiciones normales. Para mantener esta temperatura nuestro cuerpo tiene mecanismos adaptativos, como la percepción de frio y las respuestas conscientes para modificar el entorno, como: el aumento del tono muscular (temblor, escalofríos) y el aumento de hormonas como la tiroidea o suprarrenales para aumentar la temperatura.
Conforme vamos envejeciendo nuestro cuerpo va sufriendo múltiples cambios, el que más se ve afectado son los mecanismos que mencionamos anteriormente, ya que son menos eficaces y tienen una respuesta más lenta, esto hace que nuestras personas mayores sean especialmente vulnerables al frío.
Todos nuestros adultos mayores son vulnerables a las bajas temperaturas, pero existe un grupo que merece nuestra mayor atención por su estado de fragilidad y vulnerabilidad; son aquellas personas mayores de 70 años que padecen algún problema cardiovascular (insuficiencias cardiaca, antecedente de infarto), alteraciones respiratorias (enfermedad pulmonar obstructiva, asma, antecedente de neumonía o tuberculosis), condiciones neurodegenerativas (eventos vasculares cerebrales, demencias, parkinson); así como con presencia de síndromes geriátricos, como la dependencia funcional para actividades básicas (baño, vestido, comer, movilización), con una mala red familiar de apoya (abandono o maltrato), con inmovilidad, caídas repetitivas, polifarmacia (tomen más de 3 medicamentos) y que además confluyen en las misma persona.
El mayor temor de nuestros adultos mayores y sus familiares con la llegada del invierno, son sus complicaciones médicas más frecuentes. La hipotermia (disminución de la temperatura menor a 35°C), los cuadros gripales, neumonía y también los síntomas depresivos se aumentan por las pocas horas de luz solar.

Espero que esta información sea de su interés y que pasen unas felices fiestas en compañía de sus seres amados.
