Lucy es una paciente de 59 años, quien me pidió contarles su historia, la cual narro a continuación.
“He sido una feliz esposa, madre y abuela que trabaja coordinando la actividad deportiva de una importante universidad. Vivo con diabetes desde hace 17 años. Cuando me la diagnosticaron sentí un gran dolor emocional, pero tomé la decisión de mantenerla bajo control para que no me robara la vida y poder disfrutar a mis seres amados el mayor tiempo posible. Participé en todos los cursos sobre diabetes que pude hasta volverme una experta. Desde entonces soy ordenada en mi alimentación, realizo el monitoreo de mi glucosa con regularidad y, por supuesto, hago actividad física todos los días en mi universidad.
“Tomo mi medicamento con orden absoluto, no fumo ni consumo bebidas alcohólicas. Realizo mis estudios de hemoglobina glucosilada cada tres meses y todos los análisis que me han pedido con referencia a mi condición. Tenerla bajo control se convirtió, si así puede decirse, en mi religión. Hoy puedo decir que lo logré, sin duda no me arrebatará la vida.
“Me dediqué tanto a cuidarme sobre los temas de la diabetes que nunca me tomé la mastografía que me pedían los médicos de manera insistente desde hace ya no sé cuántos años. Hoy me entero con una tremenda tristeza y un dolor interior indescriptible qué, gracias a mi descuido, el día de hoy me han diagnosticado cáncer de mama con metástasis en varias partes de mi cuerpo.
Platica con tu médico y pregúntale qué estudios debes realizarte y qué especialistas visitar de manera independiente al control de tu diabetes.
Mujeres:
Hombres:
Hombres y mujeres:
Para resguardar la identidad de mis pacientes, en todos los escritos de esta columna se cambian sus nombres y características.
El texto de esta columna es opinión personal del autor y no refleja la postura de la Federación Mexicana de Diabetes, A.C.
