Perdiendo el juego vs la obesidad
Dr Claudio Vicenzo Fiorentini / GLP-1 Obesity Medical Manager, Medical Affairs – Novo Nordisk
En diciembre de 2019 se publicaron los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, en los cuales observamos la cruda realidad de los padecimientos que más afectan a nuestro país y cómo éstos han ido en incremento a lo largo de los últimos años; el sobrepeso y la obesidad no son la excepción, pasamos de tener una prevalencia de sobrepeso y obesidad en el adulto de 71.3% (en el año 2012) a una prevalencia de 75.2% (en 2018). Estamos ante una problemática de salud pública que requiere atención por parte de todos los actores involucrados. El desarrollo y evolución de las comorbilidades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad (que son muchas) pueden llevarnos a una catástrofe sanitaria, así como financiera.
Muchos intentos para perder peso por parte de los pacientes resultan ser exitosos durante las primeras semanas incluso meses; sin embargo, suelen quedar mermados por lo que coloquialmente conocemos como “rebote” o, mejor dicho, reganancia de peso. Se dice que el sobrepeso y la obesidad están ocasionados por el desequilibrio en la ingesta y el gasto de energía a través de calorías, pero es más complejo que eso; nuestro sistema regulador del apetito está impactado por una gran cantidad de órganos, hormonas y vías neuronales que muchas veces como médicos no tomamos en cuenta su importancia.
Una de las formas en las que debiéramos lograr contrarrestar esto es a través de que como profesionales de la salud buscando la pérdida de peso en nuestros pacientes es entender que la obesidad es una enfermedad multifactorial crónica que requiere un manejo a largo plazo, buscar un tratamiento multidisciplinario en el paciente reciba apoyo emocional, nutricional, que aprenda a alimentarse, modifique su comportamiento, hábitos y en conjunto podamos fijar metas realistas y alcanzables que tengan un impacto positivo en la salud.
Otro punto importante que mencionar es la necesidad de incrementar la tasa metabólica o gasto energético una vez que se pierde peso, por lo que distintos colegios como el Colegio Americano de Actividad Física han emitido algunas recomendaciones asociadas a la cantidad de actividad física necesaria para los pacientes puedan mejorar el mantenimiento de la pérdida de peso, sugiriendo entre 200 y 400 minutos (3 a 6 horas) de actividad física por semana.
Todos estos cambios nos pueden ayudar a lograr los objetivos que fijamos en conjunto y buscando que la reganancia de peso sea mínima y de menor impacto en todos los rubros de la vida del paciente.
Todos estos cambios nos pueden ayudar a lograr los objetivos que fijamos en conjunto y buscando que la reganancia de peso sea mínima y de menor impacto en todos los rubros de la vida del paciente.
Referencia: Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018
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