1. Elige una meta a la vez y que dependa sólo de ti, es decir, que no necesites de terceras personas para lograrla. Al tener un solo propósito mejorarás tu autoestima y fuerza de voluntad. Es importante mencionar que el hecho de iniciar con un propósito no quiere decir que no puedas lograr más, el punto es que sea gradualmente.
2. Escribe tu propósito en una hoja de papel. Este paso te brinda seguridad y hace de tu “deseo” algo tangible y alcanzable.
3. Elabora un plan de acción. Incluye pequeñas tareas diarias para lograr tu propósito, por ejemplo, si quieres ahorrar la primer tarea podría ser elegir tu alcancía y meterle cinco pesos diarios.
4. Evalúa periódicamente tu plan. Es importante identificar si la primera tarea que te propusiste la lograste o no, esto te evitará la frustración y permitirá modificarla con el fin de llegar a tu objetivo. Continuando con el ejemplo anterior, si no lograste ahorrar cinco pesos inicia con menos.
5. Sé constante. Considerando que la meta que te propusiste es más fácil de alcanzar, será más sencillo trabajar en ella diariamente. Sin embargo, es necesario que te “eches porras” para continuar con tus tareas y lograr tu objetivo.
No quieras realizar varios cambios de “un solo golpe”. Entre más metas te propongas será más difícil alcanzarlas, además te generarán estrés innecesario.