He tenido la oportunidad de colaborar en ediciones anteriores de la revista Diabetes Hoy (ediciones: julio / agosto1998 y julio / agosto 2000), en ellas la Federación Mexicana de Diabetes, A.C. me brindó la oportunidad de compartir mis experiencias de vivir con diabetes. Ahora, 19 años después y con otras experiencias de vida, consideré oportuno compartirlas para que las personas vean que es posible vivir plenamente y sin complicaciones; a pesar de que en el camino se les pueda presentar alguna otra complicación en la salud.

Como lo mencioné en mi primer artículo, el Dr Haroldo Dies fue fundamental en mi recuperación y continúa siendo el médico que me atiende desde hace poco más de 23 años. La gran diferencia es que al inicio le llamaba casi diario y lo veía mes con mes, en la actualidad le llamo esporádicamente y lo visito dos veces al año. Este cambio fue paulatino gracias a su ayuda, enseñanzas y los aprendizajes adquiridos a lo largo del tiempo.

Me diagnosticaron hace poco más de 28 años, me inyecto insulina desde hace 23 años y actualmente no se han presentado complicaciones derivadas de mi condición, como pudieran ser: daños visuales, renales, circulatorios o cardiacos.

¿Cómo he logrado esto? Entendiendo qué sucede en mi organismo cuando ingiero alimentos y cómo puedo contrarrestar la elevación o disminución de la glucosa. Actualmente utilizo dos tipos de Insulina, la NPH (intermedia) y la Lispro/Humalog (ultrarrápida) con esto he buscado simular lo que ocurre en mi organismo, ya que el segundo tipo de insulina actúa casi de inmediato evitando así los incrementos bruscos de glucosa (una vez que inicio la ingesta de alimentos) y la segunda entra en acción cuando la primera aún está actuando; así en conjunto mantienen estables los niveles de glucosa durante el día.

Ha sido muy importante revisar al menos 3 veces al día mis niveles de glucosa. Esto me da la oportunidad de ajustar la cantidad de insulina que debo aplicarme. Además, llevo registros diarios de los niveles, horas y cantidades de insulina utilizada, esto me ayuda a saber cómo puedo tener un mejor control. A pesar de tener tantos años utilizándolas juntas (desde 1998) aún sigo aprendiendo algunos detalles.

Consumo todo tipo de alimento, siendo la clave lo que un día me contestó el Dr Dies, cuando le pregunté: “¿Dr, puedo comer pastel?”, a lo que contestó: “¡sí, sr Zamora, cómase una porción pequeña, no todo el pastel!”.

Esta es la clave, los problemas se presentan cuando vivimos con excesos. Podemos aplicarlo no sólo a la alimentación, sino a cualquier actividad que hagamos en el día a día.

El título del artículo se debe a que, en abril del 2006, antes de una cirugía de la columna vertebral a la que fui sometido, encontraron que tenía alta la presión. En ese momento me diagnosticaron hipertensión, gracias a mi médico llevo 13 años viviendo con este padecimiento y de la misma forma, hasta ahora no ha afectado al control de mi diabetes.

Durante varios años pensé que lo anterior era suficiente en mi vida y que ya tenía en que entretenerme, sin saber que el destino me tenía preparada una prueba más.

A finales de diciembre del 2013, me diagnosticaron cáncer de pulmón (Adeno Carcinoma Pulmonar), dada su relevancia se programó la cirugía para extirpar el tumor de inmediato. El procedimiento se llevó a cabo el 10 de enero del 2014, es decir, no pasó un mes entre el diagnóstico y la cirugía. El Cáncer fue clasificado como Fase IV (el mayor nivel) debido a que se había extendido dentro de los pulmones. Para mi fortuna, las células que lo conformaban fueron identificadas y tratadas con un medicamento oral que impide su crecimiento, sin necesidad de aplicar quimio o radio terapias. A poco más de 5 años de la cirugía mi organismo ha respondido adecuadamente al tratamiento.

A pesar de todo lo anterior mi filosofía ha sido vivir plenamente con estas condiciones que me acompañan, visitando a mi médico, atendiéndome y cuidándome cada día. Es fundamental realizarnos chequeos para detectar a tiempo cualquier situación y atendernos de inmediato.

Gracias a mi experiencia, sé que, si deseamos vivir plenamente (a pesar de tener alteraciones en nuestra salud) es necesario seguir al pie de la letra las indicaciones de los médicos, mantener una alimentación saludable, realizar actividad física y tener una actitud positiva.

Concluyo con uno de mis principales aprendizajes:

Con salud todo es posible, sin ella, nuestra vida se vuelve un suplicio. ¡Así que… a cuidarnos!