Warning: count(): Parameter must be an array or an object that implements Countable in /home/hf58tsoxh79g/public_html/dhrevista/wp-content/plugins/adrotate-pro/adrotate-output.php on line 689

Simplemente Annie

LN Ariana Nataly Morales López/Alumna del Diplomado de Formación de Educadores en Diabetes

Cuando conocí a Annie, ella tenía años viviendo con diabetes tipo 2. La primera vez que visitó mi consultorio tenía 26 años; su pronóstico de salud no era nada bueno, su circunferencia de cintura sobrepasaba los 120 cm y mostraba un IMC de 38 kg/m2 que daba un diagnóstico de obesidad grado 2.

Observé cuidadosamente sus análisis de sangre. Tenía sus niveles de glucosa por los cielos, proteína y cuerpos cetónicos en orina, y una hemoglobina glucosilada que asombraba. En cuanto a sus hábitos alimenticios, había un descontrol continuo.

En aquella ocasión fijamos algunos objetivos. También me enteré de su pasión por el canto, su melodiosa voz transmitía mucho encanto.

Cita tras cita era un gran gusto verla; siempre reía, me contaba sus anécdotas y lo fuerte que había sido al dejar de consumir alimentos no tan favorables. Encontré en ella una conexión distinta, me inspiraba su deseo de salir adelante.

De repente, un día faltó a su consulta; intenté llamarle por teléfono, sin tener éxito. Realmente me pesaba haber perdido la huella de una paciente tan buena y dedicada.

A la vuelta de unos años, llegó una carta a mi consultorio, que decía lo siguiente:

Mi querida Educadora en Diabetes:

Te escribo desde el Hospital General en Sonora, hace un calor impresionante, que mis kilos de más jamás habían sentido.

Lamento ya no poder seguir acudiendo a tus consultas, no sabes cuánto te echo de menos. Mi madre pidió su cambio de trabajo a otra ciudad, tú sabes que ella jamás le tomó la debida importancia a mi condición, decía que se me quitaría cuando creciera.

Los médicos me dicen que mi estado es crítico, probablemente pasado mañana amputen mi pie derecho, espero que no, porque, aunque esté morado y con aspecto feo, aún lo quiero conmigo.

Si algo malo me sucede, me gustaría que a tus pacientes les transmitieras lo siguiente:

“La vida es bella, tal vez corta pero bella. Yo nací con ilusiones, igual que tú; nací pensando que la vida era eterna, igual que tú; que disfrutar cada bocado abundante uno tras otro era lo mejor que existía.

“Quiero que jamás dejes de insistir, no te rindas; el camino se ve duro, pero te vas dando cuenta de que no lo es tanto. Me hubiera encantado cantar en un gran escenario, gritarles a todas las personas del mundo que vivan, ¡que vivan mucho!, ¡que amen y amen mucho!, que respeten su cuerpo y lo lleven por el mejor camino.

“Ahora canto en silencio porque hay otros compañeros en la habitación. Canto una canción de paz, una canción de esperanza, respiro hondo lo más que puedo porque siento que me duele”.

Quiero que nunca deje de trasmitir estas palabras a todos los que las necesiten, sé que si tú estuvieras aquí me dirías algo como “¡vamos Annie, tú puedes!; guerrera contra el viento”, como siempre lo decías.

Con Cariño:

Annie.

Semanas después me llegó la noticia de que había partido a un lugar lleno de paz y tranquilidad, que había dejado esta vida para dirigirse a otra. Me dolió la noticia, debo de aceptarlo, pero también me motivó para compartir a más personas las palabras de Annie.

Artículos Relacionados

Déjanos un Comentario


Warning: count(): Parameter must be an array or an object that implements Countable in /home/hf58tsoxh79g/public_html/dhrevista/wp-content/plugins/adrotate-pro/adrotate-output.php on line 648